Los evangélicos y los protestantes “de a pie” tienen dos ideas fijas con los católicos. Que se las recuerdan automáticamente cada vez.
Que son idólatras y que adoran a María.
Los estigmas son una manifestación corpórea y la verificación de lo que sólo Dios puede ver normalmente. Es una realidad que de otro modo es invisible para nosotros, pero fácilmente evidente a Dios.
¿Dónde fue Cristo después de su muerte y antes de que se levantara el domingo de Pascua? Tanto la Escritura como la Tradición responden a esta pregunta.
No debemos basar nuestra moral en el miedo al infierno sino en el amor a Dios, pero el temor a un castigo eterno nos ayudará a evitar aquello que nos causará un daño irreparable.
Todos los santos entendieron que la humildad es la manera de concretar una buena autoestima al depender de Dios antes que de uno mismo. Es el entendimiento de que todo viene de Dios y que Dios es todo.